Somos testigos privilegiados de la majestuosidad y longevidad del alerce (Fitzroya cupressoides). Este árbol nativo de los bosques templados del sur de Chile y Argentina ha experimentado una serie de procesos naturales a lo largo de su milenaria historia. A través de los siglos, estos ancianos alerces han enfrentado numerosos eventos climáticos y ambientales, como incendios forestales, inundaciones, y cambios en las temperaturas y precipitaciones.
Su resistencia a estos factores y su capacidad de adaptación han sido fundamentales para su supervivencia y permanencia en el tiempo. Su madera ha sido utilizada por generaciones para construir viviendas y herramientas, y su preservación en áreas protegidas es esencial para mantener la biodiversidad y mitigar el cambio climático.
Aquí en la región donde vivimos, el Parque Nacional Alerce Andino, ubicado cerca de Puerto Montt, es hogar de uno de los árboles más antiguos conocidos de esta especie, con más de 3,000 años de edad. Este majestuoso alerce se encuentra en el sendero Salto Río Chaica y Alerce Milenario de 4 kms. en total habilitado todo el año. Un testimonio vivo de la historia natural de la región y un símbolo de la riqueza y fragilidad del ecosistema.
En 1976, el alerce fue declarado Monumento Natural, lo que significó su primera forma de protección legal en Chile. Esta declaración implicó la prohibición de talar o dañar los alerces y su hábitat, estableciendo así medidas para preservar esta especie y sus bosques.
Hoy en día, su preservación en áreas protegidas y parques nacionales como el Parque Nacional Alerce Andino es crucial para proteger la biodiversidad y contribuir a la mitigación del cambio climático debido a su capacidad para capturar y almacenar carbono a lo largo de milenios.
El Alerce es un tesoro natural que merece respeto y cuidado para las generaciones futuras. Como habitantes de esta región, valoramos profundamente la importancia del alerce en nuestra cultura y patrimonio.
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