En el sitio paleontológico de Pilauco, ubicado en Osorno, investigadores de la Universidad Austral de Chile han hecho un descubrimiento fascinante: la primera vértebra fosilizada del Pudú (Pudu puda) en Sudamérica. Esta diminuta pieza, con poco más de 3,1 centímetros de longitud, ofrece una ventana única a la prehistoria de la zona sur de Chile, proporcionando información valiosa sobre la llegada y distribución de estos emblemáticos ciervos.
La investigación, liderada por paleontólogos de la Universidad Austral de Chile, se centró en la difícil tarea de identificar y catalogar la vértebra fosilizada. Erwin González, autor principal del estudio, destacó que el proceso de determinación taxonómica fue complejo debido a la falta de características diagnósticas en las vértebras de ciervos. Sin embargo, al comparar el fósil con especies actuales de Sudamérica, las diferencias de tamaño y morfológicas resultaron evidentes.
La vértebra identificada como la tercera vértebra cervical de un pudú adulto tiene una antigüedad de más de 13,300 años, lo que la convierte en el primer y único registro antiguo de estos animales en América del Sur. Este descubrimiento no solo arroja luz sobre la historia del pudú en la región, sino que también proporciona información valiosa sobre las condiciones de la vegetación chilena durante el Pleistoceno.
El fósil fue trasladado al Laboratorio de Paleontología de la Universidad Austral de Chile en Valdivia, donde se llevó a cabo el proceso de identificación. González señaló que la información sobre la anatomía de las vértebras en ciervos actuales tuvo que generarse primero, ya que esta parte de sus esqueletos no estaba suficientemente descrita en la literatura científica. Una vez establecida la comparación, se confirmó que la vértebra pertenecía a un pudú adulto que vivió hace más de 13 mil años.
Este hallazgo proporciona una visión única de las condiciones transitorias de la vegetación chilena durante el Pleistoceno, una época que precede al periodo actual. Dado que el pudú todavía existe en la actualidad, este descubrimiento permite establecer relaciones entre la ecología actual y el comportamiento de estos mamíferos.
El pudú, considerado el ciervo más pequeño del mundo, es una especie emblemática para la conservación en Chile. Su carácter dócil, adaptaciones morfológicas y capacidades digestivas le brindaron una ventaja en la supervivencia, a diferencia de otras especies de la megafauna que compartieron el entorno y se extinguieron.
Aunque se ha logrado descifrar mucho a partir de esta pequeña vértebra, González destaca que aún hay interrogantes por responder. Este y otros hallazgos permanecen bajo estudio en el Laboratorio de Paleontología de la Universidad Austral de Chile, a la espera de que nuevos especialistas se unan a esta área de investigación. Entre las incógnitas pendientes, destaca la posibilidad de realizar un análisis genético del fósil para comprender mejor la historia evolutiva del pudú en la región. A medida que se continúa reconstruyendo el paisaje prehistórico, nuevos planteamientos y descubrimientos están destinados a enriquecer nuestra comprensión de la vida en la antigua Sudamérica.
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El pudú (Pudu puda), ciervo endémico del sur de Chile, destaca como la especie más pequeña de su familia. Con una altura de unos 40 cm y un peso de 3 a 5 kg, presenta astas cortas y pelaje denso. Su hábitat se centra en bosques cerrados, donde se alimenta de hojas, brotes y frutas. Este tímido herbívoro enfrenta amenazas como la pérdida de hábitat y la caza. Su adaptación a ambientes boscosos y su papel en la conservación del ecosistema lo convierten en una especie emblemática, resaltando la importancia de su preservación para mantener la biodiversidad en la región. |
