Hace miles de años, mucho antes de que la glaciación Llanquihue cubriera la región con una capa de hielo, un increíble bosque de alerces se alzaba en un rincón de Puerto Montt llamado Pelluhuín. En medio de una atmósfera húmeda y lagunas, crecía una especie única: el Fitzroya cupressoides, conocido como alerce, lahuán o alerce patagónico.
Hoy en día, en este maravilloso lugar se pueden observar vestigios de este bosque petrificado, que tiene aproximadamente 46.070 años de antigüedad. Declarado Santuario de la Naturaleza en 1978, este sitio alberga un antiguo bosque de alerces que quedó sepultado bajo las cenizas de una erupción volcánica. Es uno de los escasos lugares en todo el país donde se encuentran tocones de alerce tan antiguos y notables.
Durante mucho tiempo, estos tocones milenarios permanecieron ocultos bajo tierra y mar, esperando el momento adecuado para revelar su historia. Ese momento llegó en el año 1960, cuando se produjo el mayor terremoto registrado en la historia. Como consecuencia de este fenómeno sísmico de proporciones colosales, el terreno se movió y los tocones de Pelluhuín emergieron a la superficie, mostrando un tesoro natural asombroso.
Lo que se descubrió en aquel lugar dejó boquiabiertos a científicos y amantes de la naturaleza por igual. Era evidente que allí existió un bosque imponente de alerces, esos majestuosos árboles con una madera resistente al agua y prácticamente indestructible. La madera de estos árboles ha desempeñado un papel vital en la historia de la arquitectura de esta región de Chile, utilizada para construir iglesias, casas y grandes galpones en la Patagonia.
Tejuelas de Alerce
La presencia de estos tocones de alerce tan antiguos nos transporta a un pasado remoto, permitiéndonos imaginar cómo era aquel bosque ancestral. Nos hablan de la fuerza y resistencia de la naturaleza, de su capacidad de adaptarse a su entorno y de la importancia histórica y cultural que los alerces han tenido en este territorio.
En la actualidad, los tocones de Pelluhuín son testigos silenciosos del legado de los alerces milenarios que existieron en tiempos pasados. Nos recuerdan la importancia de preservar y proteger nuestro patrimonio natural. Afortunadamente, todavía podemos admirar alerces vivos que tienen más de 3.000 años en los parques sureños de Chile. Estos árboles están protegidos y su extracción está prohibida.🚫
La historia de Puerto Montt con sus bosques de alerces y los tocones de Pelluhuín se convierte en un capítulo fascinante de la historia de Chile, uniendo la naturaleza, la cultura y la memoria de un lugar único en el mundo. Nos invita a valorar la belleza y la importancia de nuestro entorno natural, y a trabajar juntos para protegerlo y conservarlo.